No es novedad que el servicio de alquiler de autos llamado «Rent a Car«, viene creciendo a pasos agigantados en Argentina. El arribo de turistas extranjeros y su interés por conocer y recorrer cada rincón del país ha traccionado el mercado local de renta de automóviles, lo que favoreció el crecimiento de la actividad en otro segmento, el corporativo, ya sea para turismo ejecutivo, como para empresas que desarrollan sus actividades en un mismo sitio, pero que prefieren prescindir de la titularidad del vehículo, para evitar gastos y esfuerzos de mantenimiento, y para poder garantizar la disponibilidad de la unidad, aún después de un posible siniestro.
Según algunas rentadoras, la demanda va desde 4×4 y pick ups para constructoras, mineras y petroleras, a coches medianos para los gerentes, o autos chicos o utilitarios para vendedores.
La forma de contratación más elegida es la del “renting”, en la que la empresa prestadora del servicio adquiere la unidad que el cliente corporativo pide, y se lo alquila por un periodo de tiempo determinado, durante el cual el cliente queda eximido de gastos superfluos, con disponibilidad de vehículo garantizada.
Las empresas prefieren afrontar un costo mensual mayor al del mantenimiento del vehículo para no inmovilizar el capital de compra, con un costo de capital que suele ser superior dependiendo el caso. En adición, el principal inconveniente que reportan son los frecuentes siniestros, con su consiguiente merma de rentabilidad por la pérdida de una de sus unidades.
El rent a car Buenos Aires, por ejemplo, lleva la delantera en la explotación de este servicio, atrayendo a las grandes empresas con promociones mensuales, destacando el mantenimiento sin costo de los autos alquilados.